Querida hija que floreces a la vida
estás entrando en veredas dolorosas,
donde la adolescencia se torna angustiosa
y te crees infelíz e incomprendida.
Ese camino extraño lo verán todas
y pasará tal vez dejando huellas,
pero al final de la empinada brecha
podrás alcanzar tu ansiada estrella.
y pensarás .., que padres más austeros,
que no permiten en mí lo que yo anhelo,
pero tú, hija inocente tendrás celos
de algo que por tu bién hacemos.
Cuando adulta evoques el pasado
y remenores días de tu infancia,
con orgullo dirás, debo a mis padres
esa vida felíz que llena el ansia.
poema:Marita
Poema dedicado a mi hija mayor
en sus días de adolescente.
|