Ah! vastedad de pinos, rumor de olas quebrandose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo callendo en tus ojos, muñeca,
caracola terrestre,¡en ti la tierra canta!
¡Ah! inmensidad del bosque, y pinos hasta el río
titilan ya las luces, y campanas de lejos
anuncian tu llegada, en tus alas de viento,
una oda en mí canta, la tierra es mi reflejo.
En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.
Ven y canta conmigo, delira en mi corriente
al lugar donde habito y las caracolas hablan.
Mi esperanza es la tuya, acércame tu aliento...
abrazate a mis flechas mientras las aguas pasan.
En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla
y tu silencio acosa mis horas perseguidas,
y eres tú con tus brazos de piedra trasparente
donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.
Y mi cintura siente el cerco de tus brazos
y es tu silencio quedo, el que grita a distancia
en transparente túnica de nubes vas llegando
y se cubre mi cuerpo de besos con tus ansias.
¡Ah! Tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla
en el atardecer resonante y muriendo!
Así, en horas profundas, sobre los campos he visto
doblarse las espigas en la boca del viento.
¡No! no es mi voz de misterio, sino la tuya ardiente
que tiñe la negrura, tu amor que va muriendo...
y vistiendo mis campos con crespones silentes
quebrando mis espigas...tu fuego voy sintiendo.
Pablo Neruda/Dylia©Marita
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