Ya no son suficientes mis retablos
pletóricos de impulsos y matices,
para encerrar la noche y sus raíces
en estrechez de urna. Los vocablos
caminan por mis venas. Se colora
tu nombre con la lucidez desnuda
de la comba estrellada, y en la cruda
tarea de crear, tu espiga aflora.
Panoja de umbría, copa y balanza
que aglutinas el volcán y la holganza
cuando en mi ruta se adormece el sol.
Tiéndele a mi precariedad tu escudo
cada vez que se apriete el recio nudo
y llore entre cenizas mi crisol.
Antonio Dávila López
Dylia©Marita
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